Me perdí el debate. No estuve cerca de un televisor para ver qué pasaba en el mismo (estaba además dando una clase), y hasta hoy empecé a verlo -vía youtube- por pedazos. En el inicio del mismo, se sortea qué candidato empezará a hablar. Para ello, aparece una guapa edecán, enfundada en un vestido largo blanco, pero mostrando su atractivo pectoral, llevando una urna de donde los candidatos iban a sacar una tarjeta indicando el turno que les tocaría para hablar en el mismo.
Se ve en una escena a Quadri, el candidato del PANAL, observando los glúteos de la guapa señorita/edecán. Confieso que me pareció que la edecán era un elemento que sobraba. Podían haber puesto a la cronometradora y moderadora del debate a que fuese con la urna a repartir las tarjetitas. Pero no, a alguien se le ocurrió que se contratara a una edecán. El responsable de eso fue Jesús Tapia, quien estuviera al frente del Centro de Producción de la Presidencia, en el Gobierno de Vicente Fox (de veras parece que Dios los hace y ellos se juntan). De acuerdo al IFE, en voz del consejero electoral Alfredo Figueroa, la edecán no acató la petición del IFE de que luciera sobria y formal. Indicó que se investigará el caso. (¿Pero qué hay que investigar? pregunto yo).
La cuestión es que en este país bananero no se habla de lo que pasó en el debate, sino se discute los atributos pectorales de la señorita Julia Orayen, que además, ya ha sido antes modelo de Playboy, en donde ha mostrado su cuerpecito como Dios la trajo al mundo, aunque con menos éxito que los 30 segundos que apareció en la pantalla levando la graciosa urna a los candidatos.
A mí por lo menos me queda claro que esto no fue un error. Fue hecho a propósito. Vaya, que alguien podría haberse dado cuenta de inmediato que la señorita no iba apropiadamente vestida para el evento y se hubiese encontrado una solución. Pero lo dejaron pasar. Esto me recuerda lo que dice mi amigo Silvio Pla respecto al futbol, en donde comenta que la FIFA no quiere poner tecnología (que la hay), como repetición instantánea de las jugadas dudosas, o elementos electrónicos en la portería para ver si el gol fue gol, o bien, más de un árbitro en la cancha (a mí me parece ridículo que un pobre tipo corra 90 minutos en la cancha y además, no toque jamás el balón, pero en fin). Dice Pla que con las cosas como están, las jugadas dudosas forman un cúmulo enorme de polémicas, que se discuten en los medios al día siguiente del encuentro de futbol. Y entonces unos dicen que el penal no se marcó y que el árbitro hizo bien. Otros indican lo contrario, etcétera, provocando así más información del soccer, llenando cuanto espacio impreso y electrónico haya disponible.
Posando Julia Orayen para Playboy
El episodio de la edecán/modelo me parece que lleva ese tenor. No puede ser que el IFE se equivoque de esa manera con un elemento ajeno a la idea del debate. Quizás los estoy sobreestimando y son tan tontos que todo fue en verdad un error del cual no esperaban las reacciones que se han visto en los medios, internet y redes sociales. A todo esto, la modelo Julia Orayen asegura que nadie le dijo nada del vestido que se puso para el debate y que fue su única opción. Hasta que vio las fotos en los medios de comunicación fue cuando se percató de que se le había abierto el escote (ajá)...
Pero "haiga como haiga sido" (dixit Calderón), es claro que en este país tercermundista, en donde un partido de futbol puede estar por encima de un tema que debería interesarnos más, o bien, los pechos de la bonita dama que exhibió brevemente su anatomía (y eso que estaba vestida), y entonces las verdaderas discusiones sobre quién dijo qué y por qué pasan a segundo término.
Mar Castro, cuando se hizo famosa en ese comercial de Carta Blanca
Julia Orayen tendrá sus 15 minutos de fama, como la modelo (Mar Castro) que hace años saliera en un comercial de cerveza (a propósito del Mundial de futbol en México), y que de la noche a la mañana hasta se convirtió en actriz por dos poderosas razones.
Así de patéticos somos como país.
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